Estevisión

Ayer me vi la eurovisión enterita. Creo que es un trauma infantil. Mi familia nunca me dejó ver "esa horterada". A mi me parecía exótico e interesantísimo oir esas otras lenguas, saber que existían todos esos países donde hacía mucho frío.
Creo que ayer la ví por esas mismas razones. Creo que tenía nostalgia de algo internacional. En este país donde vivo no hay noticias internacionales. En serio. Ocasionalmente, si hay una buena tragedia (mínimo 1000 muertos, si no no se molestan) entonces hacen un montón de reportajes lacrimeros (=lacrimógenon+lastimero). Y solo uno cada vez. Así que, si ha habido un terremoto en China, no mencionarán la erupción de un volcán en Sudamérica.
Eurovisión se convierte para mí en una oportunidad para saber que existe más mundo tras la frontera, en lugar de ser el (perfectamente disfrutable) festival de lo kitsch, como siempre.
Creo que aquí lo perciben como un ataque personal contra su querida, excelsa patria. Creen que todo el mundo les envidia a ellos, pobrecitos, que no tienen la culpa de ser superiores. Los más avispados lo consideran como una muestra de que el centro de poder en Europa se está mudando de paralelo.
En el convento hicimos apuestas. Soy la perdedora y me toca cocinar el lunes. ¿Alguna buena receta vengadora?
Id con Dios.

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