¿Dejar el convento?

Creo que estoy oficialmente deprimida. Me despierto, miro por la ventana y es como si siempre lloviera. Espera, es que siempre llueve...
Me despierto triste. Solía abrir los ojos y sin saber siquiera que estaba despierta, en ese momento en que no eres consciente de nada realmente, me sentía feliz y hasta sonreía.
Ahora me pasa justo lo contrario. Antes de adquirir la consciencia matutina, mi corazón ya está triste.
Eso quiere decir que estoy oficialmente deprimida.
Creo que sucede porque sé que estoy en un callejón. O quizá en un cruce de caminos de la vida y voy a tener que tomar una decisión. Y puede que sea porque temo que ninguna de las opciones va a hacerme feliz.
Echo de menos el sexo. No es que sea sólo eso, pero también. Y la falta de futuro. Esta pobreza rodeando mi vida como siempre. Pobreza material.
Y echo mucho de menos a mis amigas. Salir por ahí. Tener vida social. Soy tan joven. Solo tengo 30 pero la mayoría de los días siento que tengo 70. Pobreza espiritual.
Soy pobre. Y estoy harta de serlo.
Pero me rompe el corazón. No sabía lo que era ser feliz hasta que llegué al convento. Aunque al principio no era un convento. Y los días de lluvia eran maravillosos.

No hay comentarios: